Esta tarde el llifenino Daniel Briones conducía su vehículo por el camino del sector Quimán de regreso a Llifén, cuando se percató que en la ruta había un animal atropellado.
“Alcancé a ver lo que parecía ser un gato atropellado. Cuando pasé por su lado movió la cola. De inmediato di la vuelta y lo fui a recoger", cuenta Briones a Grupo DiarioSur.
Pensó que era un gato común, estaba muy malherido y por lo mismo, lo llevó de inmediato a la veterinaria de Claudia Rosales.
“Cuando lo tomé no reaccionó, no hizo ruidos ni movimientos. La veterinaria me dijo que era una güiña y que tuve suerte de que no me hubiera arañado porque son bien mañosos. Nunca había visto una güiña”, agrega.
“Fue bueno que la haya llevado porque si hubiera quedado ahí seguro la atropellan de nuevo. La veterinaria me dijo que la pondrían a disposición del SAG de Paillaco para su recuperación”, cuenta.
Estos animales se encuentran en peligro de extinción y son protegidos por ley.
Daniel Briones es amante de los animales. Confiesa que en su familia tienen cinco gatos y los cuidan mucho. “Ojalá las personas que circulan por estos caminos tengan cuidado, porque estos animalitos se atraviesan en los caminos”, declara.
Según informa National Geographic, la güiña o huiña, (Leopardus guigna) es un cazador certero. De acuerdo a cifras del Gobierno de Chile, no supera los 45 centímetros de largo, y pesa apenas 2.5 kilos.
Es fácilmente identificable por sus características manchas redondas. Junto con el gato andino, la güiña es el felino americano más amenazado.
Su desaparición paulatina es consecuencia de la pérdida y fragmentación de su hábitat. Con cada vez más celeridad, los seres humanos viven cerca de su ecosistema.
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